lunes, 6 de julio de 2009




La pedagogía del cuidado

Un niño, dice Malaguzzi, posee cien lenguas, cien manos, cien pensamientos, cien formas de hablar, de sorprender y de amar, cien alegrías para cantar y entender, cien formas de descubrir, cien mundos para inventar, cien mundos para soñar.
El niño tiene cien posibilidades pero la vida, el lugar donde nace, el ambiente que respira, la pobreza acumulada, el color de la piel, el desarraigo familiar y escolar, los conflictos y guerras le roban noventa y nueve.
Educar a un niño es mirarle con asombro, con respeto, dejarle ser lo que es, acogerle y a la vez sacar de él el cien que tiene. Para ello hay que poner en práctica lo que se viene llamando la pedagogía de cuidado.
La pedagogía del cuidado supone, como el arte, tiempo y aprendizaje, el ser humano necesita varios años para alcanzar su autonomía, y toda una vida para aprender. El niño para vivir, necesita ser acogido, reconocer sus derechos e iniciarle en sus deberes.
El cuidado es un gesto amoroso con la persona y la realidad, gesto que protege y trae seguridad, paz y justicia. Sin cuidado, nada de lo que está vivo sobrevive.
Hoy necesitamos rescatar esta actitud como ética mínima y universal. Sólo así tendrá un sitio digno en el mundo todo niño; sólo así garantizamos nuestro futuro.
El niño en todos los lugares y latitudes sigue diciendo “el cien existe”.
Publicado en la Revista RS21

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